domingo, 19 de agosto de 2012

El Nido

Tras visitar El Nido el pasado mes de abril puedo decir que ya he estado en El Paraíso. El Nido representa todo lo que en occidente asociamos con un lugar para pasar unas vacaciones de ensueño: playas vírgenes de arena blanca, agua cristalina de tonos azules y turquesa inimaginables, rocas de formas caprichosas recubiertas de vegetación verde radioactivo por doquier... imposible describir con palabras lo bonito que es este sitio.



Todo tiene un precio, en este caso lo costoso que es llegar hasta El Nido, al norte de la isla de Palawan. Tras coger un avión hasta el aeropuerto de Puerto Princesa hay que sufrir un trayecto de 6 horas en furgoneta por una carretera a tramos asfaltada, a tramos camino de piedras y polvo. Teniendo en cuenta que en este país un negocio habitual consiste en reconvertir una furgoneta normal y corriente de carga en transporte para turistas incorporando unos asientos bastante improvisados y en la mayoría de las ocasiones nada cómodos, se entiende que el trayecto en van es de todos menos confortable... algún inconveniente tenía que haber :/


El alojamiento escogido en esta ocasión fue Lolo Oyong (www.lolooyong.com), una pensión acogedora, a la par que baratilla. En este punto destacar que el tema alojamiento hotelero en Filipinas no tiene término medio, o bien vas a un superhotelazo de lujo asiático, que por supuesto se paga como tal, o vas a una pensión de lo más básica, el concepto hotel de tres estrellas aquí no existe. Por 500 pesos la noche (alrededor de 10€) tienes cama en una confortable habitación con ventilador, tan imprescindible en estas tierras tropicales y desayuno normalillo tirando a deficiente. Esto último no es problema ya que en este tipo de pueblos siempre suele haber una bakery (panadería) donde poder comprar algo del desayuno al que estamos acostumbrados, los cinamon rolls y los tan afamados pandesal, figuran entre sus best seller.


El pueblo de El Nido en si es bastante normalillo, en realidad no hay apenas nada de interés en él, lo que verdaderamente merece la pena es alquilar una bangka en alguno de los puestos preparados al efecto para hacer alguno de los circuitos de island hopping que ofertan. El island hopping consiste en navegar con la bangka de islilla en islilla armados con máscara de buceo y aletas para hacer snorkel en los puntos de interés. Éstos suelen tener nombres muy parecidos independientemente del circuito que se trate: secret lagoom, secret beach, small lagoon, big lagoon, hiden lagoon... que de secretos y escondidos tienen más bien poco, ya que lo más habitual suele ser coincidir con otras bangkas repletas de coreanos enfundados en chalecos salvavidas de color naranja que se pelean por coger la mejor posición. Resaltar de los coreanos que la gran mayoría no saben nadar, por lo que conviene no pasar cerca de ellos, ya que tienen la mala costumbre de agarrarse a todo lo que sobresale por encima del agua, sea salvavidas, roca, persona... les vale todo :S


Como recompensa a tanto aleteo los kuyahs de la bangka sirven lo mismo de capitán de embarcación que de cocinero, así cuando llega la hora de la comida, que en horario filipino se adelanta de 12 a 1 del mediodía, el filipino prepara un fuego en un rincón de la playa y nos deleita con pescado y carne a la brasa, como de costumbre acompañado de ingentes cantidades de arroz blanco.


Al atardecer finalizamos la jornada playera y todavía aturdidos por lo increible de los paisajes contemplados a lo largo del día nos encaminamos al pueblo de El Nido para tomarnos el mango shake de rigor en alguno de los numerosos restaurantes que bordean la playa del pueblo, no se puede pedir nada más al día, bueno, en realidad sí, la presencia de cierta persona que disfrute conmigo de la experiencia ;)


lunes, 25 de junio de 2012

Camiguin

Viaje de fin de semana a la preciosa isla de Camiguin situada en el mar de Bohol perteneciente a la provincia de Mindanao. Una vez más nuestra querida compañía low-cost CebuPacific nos acerca a precio módico al aeropuerto de Cagayan de Oro, situado éste en otra isla próxima, ya que las reducidas dimensiones de Camiguin hacen imposible la existencia de aeropuerto. Al llegar el viernes de noche a Cagayan no quedó más remedio que alquilar una van para que nos llevase a una ciudad cercana al aeropuerto y hacer noche allí.      

Tras llegar a la ciudad (cuyo nombre no recuerdo) nos acercamos al hostal para dejar las mochilas. El hostalillo en cuestión es sin duda uno de los alojamientos más cutres en los que me haya hospedado jamás. Creo recordar que éramos alrededor de 12 personas, así que la habitación que reservamos tenía siete literas que aprovechaban el espacio a más no poder. Lo que le daba el punto interesante al recinto era sin duda la manada de cucarachas que tenían colonizado el baño, hay que decir que ningún integrante de la expedición se aventuró a ducharse en ese baño, ni falta que hacía. Tengo entendido que si te subías encima de ellas te daban un paseo turístico por el lugar. Ya entrados en el tema "cuquis", tal y como las denominada una compañera de viaje gran admiradora de estos lindos animalillos, paso a explicar la técnica descubierta en este viaje para exterminarlos: se echa un trozo de papel sobre la víctima en cuestión, se pisa el papel, con contundencia, y se recogen los restos con el papel sin que tu piel tenga que entrar en contacto con este temido artrópodo. A falta de baygon, bueno es el ingenio. Gran suerte que por el norte de España no tengamos este tipo de fauna,  menos mal que no les gusta el frío. 

Imagen de la cucaracha juerguista en clara alusión a la fiesta que tenían montada en el baño.

Después de dejar las mochilas en el acogedor dormitorio salimos a dar una vuelta por el pueblo. Casualmente estaban en fiestas, así que tuvimos la panorámica más pintoresca del lugar. La plaza del pueblo engalanada con bombillas de mil colores y banderillas, puede que como resto de su pasado colonial español.  Cenamos en la misma plaza en un puesto con cantidad de comida para escoger, predominando como siempre el pollo, cerdo y arroz, mucho arroz, base de la gastronomía local. Nos dimos cuenta en seguida de que a juzgar por la gran cantidad de niños pidiendo en la calle, no nos encontrábamos en una de las zonas más ricas de Filipinas precisamente. Las diferencias Norte-Sur siempre presentes, incluso dentro de Filipinas la zona norte es más adinerada que la sur.

A la mañana siguiente salimos hacia Balingoan, desde cuyo puerto se coge un barco hasta Camiguin. Tras una hora de trayecto llegamos al puerto, desde el que cogimos un jeepney hasta Enigmata Treehouse (www.camiguinecolodge.org), alojamiento construido sobre un árbol, peculiar donde los haya. Resulta ser lugar de acogida para todo artista que desee trabajar en ella gratuitamente a cambio de alojamiento. Muy hippy y con mucho encanto. 


Llega el apartado peleas con los filipinos. Para aprovechar el viaje al máximo nos habían recomendado alquilar motos para recorrer la isla, así que tras encontrar en el puerto a un hombre que aseguraba tener motos sin marchas (aptas para no iniciados, como la mayoría de los que íbamos entre los que me incluyo), le dijimos que necesitábamos seis y que nos las llevase a Enigmata Treehouse. Todo parecía ir sobre ruedas,  hasta que apareció el grupo de filipinos con seis motos CON marchas... Problema cultural donde los haya, en este país son incapaces de decir no, les supera, evitan la confrontación a toda costa, antes de decirte un no se quedan callados y no te contestan. El caso es que hubo quienes probaron las motos y se atrevieron a cogerlas. Yo visualicé la leche que me iba a dar desde el primer momento, así que desde el principio rechacé la idea de coger una moto o de subirme con cualquiera que no supiera manejarla de antemano. Más problemas, la panda de filipinos quieren que les paguemos la gasolina de las otras motos que no cogimos, a pesar de que dijimos claramente de que las queríamos sin marchas... atropellan a un gato mientras se parten de risa, una de mis compañeras ultra defensora de los animales se vuelve loca con el espectáculo, encargamos un jeepney para que nos lleve al resto, viene y cuando le decimos dónde queremos ir sale corriendo sin mediar palabra cual alma que lleva el diablo, la del hostal no sabe ayudarnos a buscar otro transporte... después del madrugón (nos habíamos levantado a las 4:00 a.m.) pasamos media mañana tirados delante del hostal... qué país...

Al final se nos enciende la bombilla y bajamos andando hasta una casa cuyo dueño casualmente alquila una especie de furgonetilla para hacer la ruta turística por la isla. Por fin nos ponemos en movimiento!



La primera parada fue para ver las Katibawasan Falls, catarata con estanque a modo de piscina, en la que encontramos a un grupo de filipinas lavándose el pelo con variedad de champús, acondicionadores y queseyoquemás. Nuevamente respecto 0 por el medio ambiente. Refrescantes vistas después de todo el follón mañanero.


A continuación seguimos con nuestra furgonetilla roja en ascenso por una carretera a media ladera hasta el mirador de los volcanes, punto desde el que se ven alguno de los principales volcanes que conforman la isla. Bonitas vistas de los volcanes con el mar de fondo, aunque el tiempo ese día no nos acompañó mucho, la verdad, incluso llegó a llover un poco.


Finalmente llegamos a el punto fuerte de la visita, una lengua de arena blanco marfil llamada White Island. Es un poco subrealista, según te acercas en barca, de repente en medio de la nada aparece esa arena resplandeciente en forma de hoz, impresionante.


De vuelta a Enigmata comenzó a llover sin contemplaciones, así que pasamos el resto del día de animada reunión en la casa del árbol probando las delicias de la repostería local, llamado "pastel", otro resto de colonialismo español. 

A la mañana siguiente dimos otra vuelta por la isla, esta vez breve ya que teníamos que salir a coger el avión. 

Fin de semana de contrapuntos, el sitio es precioso, aunque entre que llovió y que los lugareños no se portaron con nosotros todo lo bien que deberían, me queda la sensación de que no disfrute de esta isla como se merece. Lo mejor sin duda, White Island, otro de los rincones mágicos de este complicado país.


martes, 19 de junio de 2012

Malasimbo Music Fest

Entrada breve sobre el festival de música Malasimbo. Momento festivalero del pasado 3 de marzo en Puerto Galera, muy cerquita de la playa donde aprendí a bucear, así que el trayecto hasta allí no tenía secretos (o eso pensamos al principio). La oferta de música en directo en Manila es más bien escasa, para lo grande que es la ciudad apenas hay grupos que toquen en directo, así que cuando hay un acontecimiento como este festival medio Manila se moviliza para acudir a él, teniendo en cuenta que estamos hablando de más de 12 millones de almas conviene asegurar el alojamiento, no vaya a ser que te toque dormir debajo de un cocotero, tema harto peligroso por cierto, antes de venir a Manila no había estado nunca en un sitio tropical, a estas alturas ya estoy bastante familiarizada con la vegetación de la zona, a pesar de que es prácticamente inexistente en esta mi contaminada y sucia ciudad, el caso es que ya he visto más de una rama de palmera caer espontáneamente y no le deseo a nadie que le pille justo debajo, entre la altura desde la que cae y que no es un peso pluma precisamente, te puede dar un buen golpe!


Nos arreglamos para encontrar un sitio para dormir en una casa llamada Barnaby House, a día de hoy todavía no me explico cómo fuimos capaces de llegar bien al sitio, nos habían dado unas indicaciones algo difusas y desde luego en este país como tengas que esperar a que alguien te lleve de la mano hasta donde tienes que ir o te responda exactamente lo que tú necesitas, lo llevas claro...

Después de coger un taxi para acercarnos a una de las muchas estaciones de autobús de Manila, además de un autobús hasta el puerto de Batangas, una bangka desde este último hasta Puerto Galera, una minibangka para llegar hasta la casa para dejar la mochila, otra lancha para volver de Barnaby House a Puerto Galera y un jeepney para llegar hasta el lugar del festival, pudimos disfrutar por fin del aire libre y respirable, que no es poco por aquí. Aunque parezca lo contrario, esta excursión se puede considerar como un viaje fácil para ser en Filipinas, el tema de que sea un archipiélago compuesto de inmensidad de islas y el estado de las infraestructuras, no facilita los desplazamientos en este país. 


El lugar del concierto era increible, al margen de que noto mucho la falta de "verde" en medio de esta jungla de asfalto y que cuando tengo la ocasión de estar en plena naturaleza no la desaprovecho, valía la pena ir sólo por disfrutar de este sitio mágico.

Los grupos que participaron, unos con más acierto que otros, hicieron de piscolabis para el público filipino hasta la entrada triunfal de un tal Joe Bataan, filipino emigrado a Nueva York cuando todavía era un niño, que se crió en el Bronx y alcanzo las más altas cotas de popularidad entre los filipinos por cumplir el sueño americano que la inmensa mayoría anhelan, es que aquí todo lo yanki les gusta tanto... Creo que en cuanto músicos filipinos los más admirados serían Apl.de.ap de los Black Eyed Peas, en realidad este hombre se llama Allan Pineda, me imagino que utilizar las siglas es más molón por cuestiones de artisteo, y por otro lado Joe Bataan, que miedo me da solo lo conozcan por aquí... lo digo desde el desconocimiento, no estoy metida en el mundillo.


También había puestos de comida, bebidas (mítico Tanduay Ice de todos los colorines), souvenirs, etc.



Cuando dimos por terminado el concierto otra vez jeepney y pequeña barquita para volver a la casa. Este último trayecto lo realizamos en plena noche, oscura cual boca de lobo, con la inestimable ayuda de un farol que el barquero movía en círculos el poco tiempo libre que le dejaba el manejo de la embarcación en cuestión, en fin, otra historieta más para el apartado "Cosas que nunca conté a mamá mientras estaba en Filipinas". 


Imagen de la idílica casa en la que dormimos, por supuesto nunca sin mi mosquitera, que si no aquí te abrasan los mosquitos, uno de los elementos más temidos de la fauna local.


Divertido finde para alejarse de la caótica Manila y disfrutar de los rincones más apacibles de este país.

martes, 29 de mayo de 2012

Legazpi

Otra escapada de fin de semana fuera de Manila. Esta fue la primera vez que cogí un vuelo en Filipinas, la compañía se llama Cebu Pacific (www.cebupacificair.com), viene a ser algo así como Ryanair en España. Aunque salvando las distancias porque es una de esas compañías aéreas prohibidas en Europa y otros países del primer mundo por motivos de seguridad :S Hay que reconocer que el avioncito que tienen de logo no inspira demasiada confianza



La primera vez que aterricé en Manila no se si por el jet lag, el cansancio en general o el nerviosismo del momento no me fijé en la capa de humo que rodea la ciudad. En la siguiente foto podéis comprobar por vosotros mismos que cuando digo que aquí la capa de basurilla que hay en el aire se corta con cuchillo no es ninguna exageración :S


Tras esperar más de una hora dentro del avión a que los otros cinco aviones que teníamos delante despegasen, cosa que suele pasar con bastante frecuencia debido a la saturación de vuelos y a la falta de organización en el aeropuerto, pudimos por fin poner rumbo a Legazpi. Esta ciudad es uno de los principales destinos turísticos en Filipinas, su nombre de origen vasco es señal de su pasado colonial.


En la imagen anterior se puede contemplar una panorámica del aeropuerto de esta ciudad. Una característica importante de la inmensa mayoría de los aeropuertos regionales de este país es que no tienen iluminación, por lo que los aviones no pueden aterrizar o despegar si es de noche o la visibilidad es reducida, como en el caso de que haya tormenta. Otro grupo de españoles que iba en el vuelo anterior al nuestro no pudieron llegar a aterrizar porque se desató una tromba de agua y el avión dio media vuelta hacia Manila, afortunadamente ( y egoístamente también :/) descargó lo suficiente como para que a nuestra llegada (tan solo media hora después) luciese un sol radiante y no tuviésemos ningún problema para aterrizar. Cosillas del clima tropical.

Nada más aterrizar toca revolución de los filipinos en el aeropuerto ante la llegada de un grupo de blancos ¡a ver quién se lleva el premio! Qué alboroto madre mía! Nos rifan, todos quieren ser los encargados de trasladar a los gringos. El medio de transporte para la ocasión fue un tricycle, moto con especie de sidecar añadido, muy hecho a mano todo :)


La primera excursión en "el pueblo" fue la subida a un área recreativa para ver el volcán Mayon, también conocido como el volcán perfecto, por su forma de volcán prototipo. Durante la subida tuvimos ocasión de hacer una de estas actividades ideadas para turistas, consistente en meterse en una cueva donde se escondíeron los soldados japoneses durante el asedio americano, por lo visto resistieron viviendo atrincherados en ella durante más de dos años. Dadas la reducida altura de la cueva, a ratos impracticable, resulta creible que fuesen soldados japoneses y no alemanes los que hiciesen uso de ella. Una anciana filipina hacía las veces de guía e historiadora improvisada, mientras nos alumbraba con una linterna el interior de la cueva, embarrada y húmeda a partes iguales :) Nos llevamos algún que otro susto al girar en los recovecos de la cueva, ya que de vez en cuando nos sorprendía alguno de sus inquilinos... ¿qué es eso? ¿será una momia... o es un muñeco? Solo eran muñecos vestidos de soldado japonés :D 


La imagen anterior está sacada de internet, por desgracia ese día la cumbre del volcán (todavía en activo) estaba tapada por las nubes. Mientras observábamos la no-cumbre probamos la especialidad local "halo-halo" y el que viene siendo para mi uno de los grandes descubrimientos gastronómicos de este país: el helado de uve. Se extrae de un tubérculo del mismo nombre de llamativo color morado, no sabe a nada parecido que haya probado antes, está riquísimo :D Por su parte el "halo-halo" es un terrible accidente gastronómico compuesto a base de una confusa mezcla de helado, flan, gelatinas varias, judías, hielo...  totalmente autodestructivo, lo probé y no pienso repetir :S Todavía no se que le pasó por la cabeza al que se le ocurrió la feliz idea de mezclar por primera vez todo esto. Aquí os dejo una foto con los ingredientes para quien se atreva a probarlo.


Por la tarde nos trasladamos a un hostal en la costa donde recuperamos fuerza para la increible experiencia del día siguiente: nadar con butandines. El butandín es el nombre filipino con el que se conoce al tiburón ballena, no es carnívoro, se alimenta de plancton, pero es un tiburón a fin de cuentas. 

Todos sentados al borde de la bangka provistos con máscaras de snorkel, aletas y mucho nerviosismo contenido, mientras el kuyah (algo así como colega o amigo en filipino) otea el horizonte encaramado al mastil del barco en busca del butandin. En segundos pasamos de la tranquilidad de llevar 2 horas buscando al bicho en cuestión sin ver nada, al estress del momento en el que el guía empieza a gritar apresurado: Go, go, go!! Indicación más que clara para que nos tiremos al agua con el objetivo de seguir al butanding. Primer intento:  nosotros sin ver en apenas medio metro a la redonda por lo turbio del agua, esperando que en el momento más inesperado aparezca a nuestro lado el pez más grande del mundo, el guía anuncia que el butanding ha debido de sumergirse, abortamos misión y volvemos a la barca después del subidón de adrenalina, tanto nerviosismo para nada. Ya en cubierta nos echamos unas risas de impresión al recordar el primer salto al agua, se suponía que teníamos que nadar en fila india, pero era tal el miedo que teníamos (pánico en alguno de los casos), que aún no me explico cómo pudimos nadar en posición vertical, haciendo una piña, codo con codo, aleta con aleta,  ni Gemma Mengual y sus chicas podrían haberlo hecho mejor... 


Seguimos sentados al borde de la bangka, el kuyah que lleva el barco se da cuenta de que al otro extremo de la bahía hay numerosas bangkas que se dirigen al mismo punto, han avistado butandines, nosotros no íbamos a ser menos, todos hacia allí, nuevamente stress, "go, go, go!!" nos tiramos y nadamos hacia una marabunta de aletas, máscaras de buceo, gritos, risas, coreanos que no saben nadar enfundados en chalecos naranjas... el guía nos manda meter la cabeza debajo del agua: ahí está!... en mi cabeza silencio... ajeno al alboroto de la superficie el tiburón ballena con sus ocho toneladas de peso avanza majestuoso bajo las aguas... después del  momento zen del primer avistamiento... esa aleta parece que está demasiado cerca... ay madre que me da! Nada, nada, nada! Sepárate de esa aleta cuánto antes!! Tras el susto inicial el butanding prosigue su marcha... Es una experiencia única, algo que no se puede explicar con palabras y que repetiría sin dudarlo.



miércoles, 16 de mayo de 2012

Aprendiendo a bucear en Playa Blanca

Una de las ventajas de vivir en un país tropical es poder disfrutar de increíbles paisajes tanto fuera como debajo del agua, es por esto que es casi obligatorio sacarse la licencia de buceo, conocida como PADI, que te capacita para sumergirte hasta 18 metros de profundidad y así poder aprovechar al máximo la experiencia filipina.




El sitio donde está el centro de buceo se llama Playa Blanca (White Beach), es la playa de Manila, a 4 horas de viaje de la gran urbe, dos de ellas en autobús y otras dos en bangka. Este cálculo del trayecto es algo aproximado porque los autobuses en Filipinas no tienen horario fijo, salen cuando se llenan, menos mal que la superpoblación del país ayuda a que no tengas que estar demasiado tiempo esperando. Otro apunte importante de los autobuses en Filipinas es su temperatura, todavía no se porque siempre se enciende el aire acondicionado a bajo 0, asi que pasas de los cerca de 40º de la calle a los cerca de 15 del autobús :S Aquí la gente compra ropa de abrigo pensando en estas ocasiones, ropa invernal para autobuses, taxis, aviones, centros comerciales... todo lugar público con el aircon a tope, ya llevo un par de catarros gracias a estas sanas costumbres :( Es la risa ver a la gente subir de pantalón corto al bus y empezar a echar mano de la toalla de la playa para no congelarse.

Tras dos horas de viaje (como mínimo) el autobús llega al puerto de Batangas. Lo primero que llama la atención cuando bajas del autobús, es el griterío de los filipinos que esperan llamar la atención de los blancos para sacarse alguno dinerillo extra por ayudarles a sacar el billete, muy ruidosos de verdad, me imagino que va con el país en general. 

Una peculiaridad de los filipinos es que al ser tantos hay que dar trabajo a todo el mundo, con lo cual se inventan trámites duplicados que hacen que cualquier gestión por simple que pudiera parecer se convierta en un laberinto... Además de comprar el billete para la bangka, en la taquilla de al lado hay que pagar una tasa medioambiental y un poco más alla otra tasa portuaria. A todos los occidentales el sentido común nos dice que podrían cobrarlo todo de una vez y en una sola taquilla, pero lo dicho, cosas de la superpoblación :-) Que a cada viaje que hagas en Filipinas te hagan pagar una tasa medioambiental, teniendo en cuenta lo contaminada que está su capital, es cuanto menos llamativo :S


La primera foto muestra la pintoresca a la vez que nada fiable embarcación en la que hay navegar :) Only in the Philippines! En la siguiente foto se puede contemplar una vista de los paradisiacos rincones de estas islas :)

Tras las peripecias del viaje llegamos por fin a Playa Blanca de Puerto Galera, este último es algo así como el municipio, cuya capital del mismo nombre es también conocida por las malas lenguas como putigalera, todos intuimos por qué. 


Tras pedir referencias al resto de españoles que se ya se sacaron el PADI seguimos la corriente y nos apuntamos en Pacific Divers www.philippines-diving.com/ El instructor es un francés llamado Didier (era eso o Fraçois, el nombre no podía ser más típico), que hace 30 años decidió dejar la fría Francia para montar un chiringuito en la siempre veraniega Playa Blanca, no le va nada mal al hombre, personaje peculiar donde los haya, que por 16.000 pesos filipinos (abreviado php) te sumerge a 18 metros la primera vez que te enfundas en el traje de neopreno. Este dato iba a estar en el apartado "Cosas que no conté a mamá mientras estaba en Filipinas", pero como ya me ha visto sana y salva en Semana Sta haremos la vista gorda :D

Solo he ido un fin de semana para la primera toma de contacto, me queda otro fin de semana para terminar de sacar el título (o de pagarlo, según se mire).


Es una playa con mucho movimiento, de día hay infinidad de vendedores de perlas, productos de artesanía local, frutas tropicales, batidos, helados, gente que ofrece masajes, peluquería para que te hagas las trencitas  cual africana, etc, y de noche espectáculos de fuego, locales de baile, ladyboys, tatuajes, restaurantes para todos los gustos, puestos de ropa playera, karaokes improvisados...

jueves, 8 de marzo de 2012

Cataratas de Palawan

Primera salida de fin de semana lejos de la irrespirable Manila! Lo primero que te sorprende nada más salir de esta ciudad tan gris, es ver tanto verde (!) cosa poco abundante en este sitio sin parques, ni árboles en general. Tengo que decir que el paisaje de Filipinas es impresionante, con excepción de Manila, es una ciudad que gana mucho de noche :)




El tema es ir en canoa río arriba (todavía no sé porqué), con lo práctico que es dejar que te lleve la corriente... En cada canoa vamos 3 guiris, porque señores, yo aquí a pesar de mi pelo negro tizón, soy guiri,  :D Estoy demasiado blanca y tengo la nariz demasiado grande como para que me confundan con las locales :)
Para que las turistas no se cansen van dos filipinos (uno delante y otro detrás) que reman por ti, además de dejarse los riñones empujando por la canoa cuando encallamos en zona de piedras.





La situación da bastante apuro, la verdad. Aquí a los occidentales nos tratan como marqueses. Me estoy malacostumbrando a que me abran la puerta en todos lados, a que me metan la compra en bolsas y por supuesto luego me las lleven donde yo diga, en definitiva, aquí estoy en modo jequesa. Ya veremos qué tal cuando vuelva a España, el contraste va a ser tremendo!




Con esta foto podéis comprobar que en Filipinas cualquier sitio es bueno para poner una virgen, santo o cualquier otro motivo religioso. Dicho sea de paso, maldito el favor que le ha hecho la religión a esta gente, donde la prohibición de la iglesia de usar anticonceptivos (aquí en algunas zonas no hay nada de eso) provoca que haya familias con tropecientos hijos que no tienen qué llevarse a la boca, no sigo que me cabreo :/




He intentado sacar las fotos lo mejor posible, pero no reflejan lo bonito que es el sitio, ascendiendo por un desfiladero muy profundo rodeado de vegetación exótica, muy poético todo. Y respirando aire puro, todo un lujo por estos lares! :)


Si os fijais al fondo de la imagen hacia la izquierda se puede ver una balsa-peaje en medio del río, otra especialidad filipina: sacar tajada de dónde se pueda! :o La podéis ver abajo con más detalle, es típica, típica.




Al llegar al final... tremendo cascadón




La atracción turística consiste en ir en la balsita de bambú, mientras los filipinos tiran de la balsa con unas cuerdas hasta pasar por debajo de la cascada. Hubo quien comentó que era la típica atracción que luego sale en las páginas de sucesos en España... mal momento para comentarlo, pero tampoco le faltaba razón...


Otro apunte sobre el tema seguridad son los megacascos que llevamos, al parecer hay monos que tienen la costumbre de tirar piedras a los incautos que pasan por allí en canoa, muy majos ellos. Yo la verdad es que no vi ninguno, afortunadamente :)


Una vez hecha la turistada, bajamos a comer a un restaurante en la ribera del río, ese que se puede ver en las fotos con agua de color verdimarrón sospechosa :S Y justo después de comer, llegó la procesión



Había dos barcas grandes repletas de chavalería bailando al son de la banda de música que iba en una de las barcas, imagen viva del donde caben dos, caben 50 o más! Digo que era una procesión porque una de las barcas llevaba una virgen (como no!), pero por todo lo demás: despiporre vario, música, baile (streptease incluido)... de procesión nada, tiene más de fiestas ibicenca que la idea de las procesiones de semana santa tradicionales. Se ve que aquí cada uno vive la religión como le da la gana y que decirles a tus amigos a ver si os vais de procesión debe ser lo más de lo más



Comentar una tradición curiosa de aquí, cuando pasan las barcas y canoas acompañantes, la gente que está a orillas del río les tira huevos (cocidos), el objetivo es que los huevos caigan dentro de las canoas, parece fácil, pero no lo es :D Además, la gente que va en las canoas se tira a recoger los huevos. El espectáculo de sobremesa fue genial :D

La Oficina

La oficina está en Makati, en pleno corazón del distrito financiero de Manila. A continuación os presento la mole de edificio en la que se encuentra: El RCBC Plaza.




La torre de la derecha (Yuchengco Tower) es a la que yo me dirijo todas las mañanitas a eso de las 8:30, más en concreto al piso 27.


Lo primero que llama la atención cuando te acercas por primera vez, son los guardas de seguridad armados con metralletas. Por mi desconocimiento armamentístico supongo que son metralletas, la verdad es que no tengo ninguna intención de pararme a preguntarles lo que es :S Lo que si os puedo decir es que son casi más grandes que los propios guardas, aunque teniendo en cuenta que la altura media en este país ronda el metro y medio, tampoco parece gran cosa.


Hasta llegar a la torre hay que pasar dos controles "de seguridad", por llamarlos de alguna forma, porque de seguros tienen bien poco. En cada acceso suele haber dos puertas: una para mujeres y otra para hombres. Para las mujeres la inspección consiste en que una filipina hurgue un poco en tu bolso con la inestimable ayuda de un palito (entiéndase palito de madera de toda la vida), al tiempo que pasas por un arco de seguridad que siempre pita, he llegado a la conclusión de que realmente lo raro aquí es que no pite, debe ser entonces cuando paran a la gente, porque lo que es hasta ahora... se puede pasar hasta la cocina! La seguridad que hay es muy aparente, pero en cuanto a su efectividad... tengo serias dudas.




Esta es la entrada a la oficina nada más salir del ascensor. Si el conserje no está para abrirte tienes que introducir tu clave de seguridad. Cuando entramos por la mañana tiene que venir uno de los jefes a abrir la entrada, los de la plebe no podemos estar sólos en la oficina, corre el rumor que es por el uso indebido de un antiguo becario que se dedicaba a utilizar "su" oficina como picadero...




Esto es lo que más veo a lo largo del día... De 8.30 a 13.00 h con parada de una hora para comer y luego de 14.00 a 16.30 h. El horario filipino empieza tempranito, esta gente se suele levantar a eso de las 6 y hacen descanso para comer entre las 12 y la una, muy temprano todo. Lo bueno de estar en una embajada es que se mantienen las costumbres del país, vamos que ni en broma vamos a comer a las 12 del mediodía :S




Esto a mis espaldas, una impresora-escáner, de hecho hay una más a la derecha hay otra. Es por esto que hay que tener cuidadín con lo que se mira en el ordenador, todo sea que alguien se acerque sigilosamente a hacer uso de las maquinas famosas y me pillen en plena conversación por el messenger, facebook y demás herramientas de entretenimiento en la oficina, que tampoco sería la primera vez que esto pasa, ni la última! :D


     


A la derecha vista de la sala de reuniones. A la izquierda pasillo con despachos de jefes y salas varias, termina en la "cocina", con su microondas y varias cafeteras tannnnnnn necesarias :D










A la izquierda vista de la salita para los momentos de ocio. Encima de la mesa la bolsita de los bollitos Pandesal (mi desayuno), muy ricos, algo de la gastronomía filipina que estoy encantada de haber conocido. Por el módico precio de 2 pesos cada uno, ya está solucionada la primera comida del día :)


 


Vista de vértigo desde el piso 27, se puede comprobar parte de este caos que es la conducción filipina, no os lo podéis imaginar, algún día tengo que grabar un vídeo...